Lenta la noche pasaba
y el deseo de tus ojos
tan oculto y misterioso
en mis brazos se acostó.
Mi cuerpo débil y frágil
con el tuyo se abrigó
con pasión y con locura,
lleno de fuego y amor.
En la oscuridad sentía
tu cuerpo que se entregaba
pero tu boca callaba
sin querer que te quisiera.
Que hermos
ResponderBorrar